El "¿Y cómo lo llevas, tienes náuseas?" es con total seguridad uno de los primeros temas de conversación que surgen tras comunicar la noticia del embarazo. Pues yo personalmente sí las tengo, y cada mañana más, pero no a consecuencia del embarazo sino a consecuencia de...
Me lo recomendaron en la clínica y son unas asquerosas cápsulas con aspecto de cacahuete (¡de los gordos!) y sabor a rayos y centellas, que además de ácido fólico contienen un suplemento vitamínico con yodo, hierro,etc.
No recuerdo haber "saboreado" nada tan horrible en mi vida. ¿Y que qué hago yo "saboreando" pastillas? Pues que soy incapaz de tragarme nada de tamaño superior a una lenteja, así que no se me ocurrió otra cosa que intentar camuflarlas dentro de una fresa (sí, no sé, lo primero que pillé en un ataque de desesperación) e intentar engañar al cuerpo (ilusa de mí) con la consiguiente e inevitable explosión del peazoconguito en toda la boca (¡zas!). Y es que el dichoso Natalbén me produce tales arcadas que hoy pensaba que vomitaba de puro asco.
Por no hablar de la peste a pescado (¡podrido!) que te deja en las manos durante un buen rato. ¡Socorro!
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